1. Hacete amigo de diferentes tipos de personas. No aislés tu visión del mundo socializando sólo con aquellos que son básicamente iguales a vos.
2. Leé. ¿Sabés cuánta gente lee algo más que unas pocas líneas de un artículo aquí y allá? Pocos. ¿Sabeés por qué es importante? Porque un libro que leas en unos días esta semana puede cambiar tu forma de pensar sobre algo durante décadas.
3. Cuestionate a vos mismo, y honra tu duda. Las personas que no son lo suficientemente seguras para hacer esto se estancan.
4. Está dispuesto a vivir de la forma en que otras personas no lo harían, para que eventualmente puedas vivir de la forma en que otras personas no pueden.
5. Aprendé a cocinar cosas que te gusten más de lo que te gusta llamar al delivery.
6. Aprendé a presupuestar tu dinero de forma que te sientas responsable y liberado, no restringido.
7. Ahorrá un poco de dinero cada mes, la cantidad que puedas permitirte (y no te preocupes si hay contratiempos en el camino). El interés compuesto no es ninguna broma.
8. Aceptá un trabajo secundario exclusivamente por el bien de esa cuenta de ahorros. Será agotador durante un tiempo, pero vas a salir con nuevas habilidades y la tranquilidad que da tener un colchón por si las moscas.
9. Hacete adicto al dolor sano. El que se produce al dedicar horas a la práctica o al maniobrar con la incomodidad de entrenar la mente para concentrarse en una tarea hasta completarla. Cuanto más canalices tu dolor en algo productivo, menos tentaciones tendrás de rumiar.
10. Sentite cómodo admitiendo cuando te equivocás. No hay fracaso en cometer errores. Hay fracaso en cometer errores y tener demasiado orgullo para arreglarlos.
11. Limpiá tu espacio y luego trabajá en adoptar una actitud de “basta”. ¿Realmente querés pasar los próximos 10 años acumulando cosas? No, no querés. Imaginá en qué otra cosa podría haber ido todo ese dinero, tiempo y preocupaciones.
12. Sólo comprá en cuotas cosas de las que vas a poder acordarte dentro de 3 meses. Si mirás cuánto te queda por pagar y no te acordás en qué lo gastaste, es que no valió la pena.
13. Hacé un examen de conciencia. Hacé listas de lo que te gusta y de lo que no; de lo que valorás y de lo que no; de lo que sabes hacer y de lo que no. Empezá a cohesionar una idea de quién sos básicamente, pero permitite estar abierto a que esa idea cambie con el tiempo.
14. Reflexioná sobre tu vida y preguntate cuál es tu motivo más convincente. Construye tu narrativa al respecto con cuidado: la forma en que justifiques tus acciones pasadas se convertirá en tu filosofía para las futuras.
15. Si no te comprometés con nada más, comprometete con una rutina diaria que consista en acciones que, con el tiempo, te lleven a donde querés estar.
16. Hacé las cosas intencionadamente. Viajá con intención. Trabajé intencionadamente. No dejés que tu vida sea una serie de acciones sin sentido y al azar que sólo parecían agradables en el momento, pero que al final no tienen sentido.
17. Tomate a vos mismo tan en serio como querés que lo haga el mundo. Comportate en consecuencia.
18. Deshacete de todo y volvé a empezar tantas veces como necesites. No hay que avergonzarse por no hacerlo bien; sin embargo, hay mucho autodesprecio por saber que es mejor, pero no tener el valor de hacerlo mejor.